diseño escandinavo
El término Diseño Escandinavo se utiliza generalmente para describir un estilo de productos que empezaron a diseñarse en 1930. Más adelante se convirtieron en referentes para el desarrollo del diseño moderno y aún hoy son apreciados en todo el mundo.
Aunque cada uno de los países que conforman Escandinavia tiene sus propias características por su particular situación política, cultural y geográfica, también tienen aspectos comunes, marcados por una mentalidad social-demócrata y el hecho de vivir bajo la influencia de una naturaleza cruda y dominante.
Los pioneros del diseño Escandinavo no compartían totalmente los principios de la industrialización. Para ellos era de gran importancia la parte humana del diseño. Su industrialización estuvo siempre muy ligada a una rica tradición en el campo de la artesanía. De la combinación de estos factores surgió un diseño de gran calidad, que se dió a conocer mundialmente.
La época dorada del diseño Escandinavo empezó en 1950. Tras un pequeño receso en los 80, los 90 volvieron a ser muy productivos. Hoy en día sigue habiendo mucha energía en el diseño de estos países, que todavía tienen influencia internacional y los diseños más conocidos se han convertido en objetos codiciados por los coleccionistas.
Los diseñadores escandinavos de hoy en día tienen más influencias que sus predecesores, pero su punto de partida y sus objetivos siguen siendo los mismos: Crear belleza para la vida diaria.
Aunque cada uno de los países que conforman Escandinavia tiene sus propias características por su particular situación política, cultural y geográfica, también tienen aspectos comunes, marcados por una mentalidad social-demócrata y el hecho de vivir bajo la influencia de una naturaleza cruda y dominante.
Los pioneros del diseño Escandinavo no compartían totalmente los principios de la industrialización. Para ellos era de gran importancia la parte humana del diseño. Su industrialización estuvo siempre muy ligada a una rica tradición en el campo de la artesanía. De la combinación de estos factores surgió un diseño de gran calidad, que se dió a conocer mundialmente.
La época dorada del diseño Escandinavo empezó en 1950. Tras un pequeño receso en los 80, los 90 volvieron a ser muy productivos. Hoy en día sigue habiendo mucha energía en el diseño de estos países, que todavía tienen influencia internacional y los diseños más conocidos se han convertido en objetos codiciados por los coleccionistas.
Los diseñadores escandinavos de hoy en día tienen más influencias que sus predecesores, pero su punto de partida y sus objetivos siguen siendo los mismos: Crear belleza para la vida diaria.
Alvar aalto
Alvar Aalto (Finlandia, 1976), fue un importante arquitecto y diseñador. Formó parte del Movimiento Moderno y participó en los CIAM (Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna). Ha sido el único arquitecto de la Segunda generación del Movimiento Moderno reconocido como "maestro", equiparándose así a los grandes maestros del Periodo heroico del Movimiento Moderno Le Corbusier, Mies van der Rohe y Gropius.
El propio Aalto teorizó sobre su método de proyecto en el artículo La trucha y el río (1947); en él escribió que primero analizaba todos los requisitos del proyecto y entonces, los dejaba de lado para abocetar ideas con trazos sencillos, hasta encontrar aquel dibujo que solucionase todos los condicionantes de partida de manera satisfactoria. Para Aalto la experimentación de las ideas no concluía hasta que el proyecto estaba construido, poniéndose de relieve sus aciertos y defectos; los proyectos, al no considerarse terminados sobre el papel, sufrían modificaciones durante las puestas en obra.
Aalto se empapó de la arquitecta moderna e internacionalizadora pero, al igual que otros arquitectos de la segunda generación, buscó la manera de agregar las variables de cada territorio y cultura.7 Pensaba en las relaciones de las piezas por sí mismas y en aras de un todo que atendía a cultura, sociedad y emplazamiento, extendiendo el razonamiento a los propios materiales. Esto partía en Aalto, según se desprende de sus escritos, de la preocupación por la humanización de la arquitectura, en la que ésta se entiende como propuesta cultural que responda a una sociedad concreta y no sólo como algo funcional y técnico; la manera de conseguirlo era proyectando espacios que fueran simultáneamente funcionales y ergonómicos, lo que terminó desembocando en la adopción de una arquitectura orgánica.
Por otro lado, para Aalto la pintura y la arquitectura se habían influenciado mutuamente, así como pensaba que las artes compartían orígenes y procesos. En este sentido, se vio influido por los pintores Paul Cézanne y Fernand Léger, de quien fue amigo.
El propio Aalto teorizó sobre su método de proyecto en el artículo La trucha y el río (1947); en él escribió que primero analizaba todos los requisitos del proyecto y entonces, los dejaba de lado para abocetar ideas con trazos sencillos, hasta encontrar aquel dibujo que solucionase todos los condicionantes de partida de manera satisfactoria. Para Aalto la experimentación de las ideas no concluía hasta que el proyecto estaba construido, poniéndose de relieve sus aciertos y defectos; los proyectos, al no considerarse terminados sobre el papel, sufrían modificaciones durante las puestas en obra.
Aalto se empapó de la arquitecta moderna e internacionalizadora pero, al igual que otros arquitectos de la segunda generación, buscó la manera de agregar las variables de cada territorio y cultura.7 Pensaba en las relaciones de las piezas por sí mismas y en aras de un todo que atendía a cultura, sociedad y emplazamiento, extendiendo el razonamiento a los propios materiales. Esto partía en Aalto, según se desprende de sus escritos, de la preocupación por la humanización de la arquitectura, en la que ésta se entiende como propuesta cultural que responda a una sociedad concreta y no sólo como algo funcional y técnico; la manera de conseguirlo era proyectando espacios que fueran simultáneamente funcionales y ergonómicos, lo que terminó desembocando en la adopción de una arquitectura orgánica.
Por otro lado, para Aalto la pintura y la arquitectura se habían influenciado mutuamente, así como pensaba que las artes compartían orígenes y procesos. En este sentido, se vio influido por los pintores Paul Cézanne y Fernand Léger, de quien fue amigo.
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